jueves, 1 de agosto de 2013

La jugada papal

No tengo datos fiables, ni tampoco sé de dónde sacarlos. Por eso digo que supongo, sólo lo supongo, que la mayor bolsa de fieles de la Iglesia Católica está en la llamada América Latina. Sería interesante averiguar la evolución de este dato en los últimos tiempos.
Supongo también que la aparición de los Huevones (HUgo-EVO-NEStor) hizo descender considerablemente el número de creyentes en el ámbito en que son escuchados. Y el anterior papa, Benedicto XVI debió sentirse impotente ante el reto de frenar la sangría. Contra el populismo hay que andar con pies de plomo. Quizá Juan Pablo II, que era un líder de multitudes, sí que pudo ser un enemigo de cuidado para esos. El estilo de Ratzinger, más dado a la intelectualidad, resulta ineficaz en estos casos. Su delicada salud propia de su edad avanzada pudo ser un pretexto para dar paso a otro tipo de papa. Todo parece indicar que el nuevo, Francisco, es del estilo de Perón.
Se trataría en este caso de combatir al populismo con sus mismas armas. El Vaticano ha conseguido, por lo pronto, preocupar a Cristina Fernández, la viuda de Néstor Kirchner, que desde el primer momento ha intentado por todos los medios de desacreditar a su compatriota, tarea en la que sigue.
Se decía al principio que Bergoglio tendría que desactivar a la Curia, o que ésta lo miraría con preocupación, y hasta que los modos con los que se desenvolvía chocarían en aquel ambiente. Sin embargo, puede ocurrir al contrario, o sea, que todo esté pactado ya y que la Curia observe con esperanza todas estas novedades.
Falta ver si los Huevones o sus sucesores y acompañantes logran contrarrestar el efecto Bergoglio, o si éste logra emular a Wojtyla, que derribó el muro de Berlín.
Lo cierto es que Bergoglio parece mucho más inteligente y culto que Rafael Correa, Nicolás Maduro, Cristina Fernández y Evo Morales. Pero no sólo ha luchar con esos, sino también con las tendencias actuales.

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