miércoles, 27 de abril de 2016

De Tomás Valladolid Bueno

¡Pues sí, estamos locos, cómo no vamos a estarlo!

Los días 8 y 13 de este mes, en Benidorm y Madrid, respectivamente, ha tenido lugar la presentación de una novela. El autor es mi querido amigo Vicente Torres. El libro lo ha titulado «YO ESTOY LOCO» (en la editorial Araña). El siguiente enlace transcribe las palabras de la presentación habida en Madrid: 


Aún no he podido leer el libro. Pero sí el texto que acabo de enlazar. Lo suficiente para que me surjan algunas claves de próxima y loca lectura. Preveo que el sujeto (protagonista principal) de la novela es alguien que va viviendo la existencia a golpes de ver negada su cualidad de sujeto. La subjetividad negada de quien es negado en tanto disidente, homosexual, emigrante, loco, etc. No es un hombre sin atributos, sino alguien a quien su «yo» le es negado por un «nosotros» que valora negativamente esos atributos. La nuda subjetividad: el protagonista es un no-protagonista, un sin-nombre. Su identidad no es solo la identidad siempre en proceso de construcción, sino que es una identidad negada sea cual sea el proceso de la misma. No se relata la difícil adaptación de alguien que re-habita; lo que se narra es básicamente la negación excluyente de alguien a quien se le niega su ser y estar en sociedad. Y frente a esta negación de la subjetividad preveo que la novela nos coloca -como parte que somos de ese «nosotros»- ante nuestra locura, la locura de quien niega al sujeto de la locura, al sujeto disidente, al sujeto homosexual, etc. Y es que el único sujeto que el nihilista «nosotros» reconoce es el sujeto que lo es por estar sujeto al «nosotros» que lo niega. Ahora bien, ¿no es esa negación de los «sin-nombre», pero con atributos negativizados, la que hace que el «nosotros» niegue también -sin pretenderlo- su propia subjetividad? ¿El narcisismo, que parece ser una reafirmación del propio sujeto que sujeta y somete al disidente o al homosexual (inidentificados en la identidad de locos), no sería más bien la negación de sí que se concreta, primero, en el miedo al otro y, después, en el odio? Pero la pregunta que con más fuerza me golpea, es esta otra: ¿Es posible que también en la tópica afirmación o reconocimiento que hacemos del disidente, emigrante, homosexual, loco, etc., se oculte una negación, un desprecio, un desdén, una exclusión, etc.? Es que, me temo, si una novela así no la leemos, ya desde antes de leerla, reconociendo que estamos locos o somos locos, entonces no hay verdadero reconocimiento ni comunicación con quien consideramos que su decir es un decir de loco. ¿Y el nuestro, nuestro lenguaje, no es ya por serlo algo de locura? ¿En qué sentido es la locura del lenguaje?

Preguntas estas que me ha resucitado la lectura de la presentación al recordarme otras lecturas que, a lo largo de estos años, he realizado sobre la locura en algunos textos de Lacan, de Marcel Gauchet y Gladis Swain, de José María Álvarez, etc. Y es que en cierta manera, al leer, y no solo al hablar, ya estamos locos, somos el loco de la lectura. Y este estar así de locos nos advierte de que la locura no es exclusivamente algo que está incluido en el listado de enfermedades mentales-afectivas que engordan las nosografías de organismos oficiales. Tal vez la locura sea algo normal en el ser humano, algo que -como todo lo humano- puede averiarse, agravarse, y dar al traste con nuestras locas vidas de humanos. La locura que se vuelva loca de remate está ahí siempre al acecho. Ello nos posiciona ante al misterio de la locura, el misterio mismo de lo humano. Y para no quedar indefensos, tal vez ha surgido la escritura literaria, la cual -quizá- no sea sino la locura de la escritura. 

Pues de ser así esto de la escritura, muchas gracias, querido amigo y escritor, querido Vicente. Leeré tu libro, a sabiendas de que yo también estoy loco y que puedo estarlo aún más. ¡Pero ay de nosotros si alguna vez padecemos -y hacemos padecer por- la otra locura, esa que lleva a tomar y despreciar por locos a quienes no son sino locos «normales», es decir, sujetos sin los cuales la vida sí que sería una horrible locura!

(tvb)

1 comentario:

Isabel Barceló Chico dijo...

Veo que Tomás Valladolid ha hecho una lectura muy interesante de la novela "Yo estoy loco". También yo lo estoy de ganas de leerlo. Seguro que pronto podré hacerlo. Saludos cordiales.