martes, 30 de diciembre de 2008

Jordi Pou: "Los niños no están educados en valores"


Dirige las áreas de urgencias y pediatría del Hospital de Sant Joan de Déu, donde coordina a un equipo experimentado en la detección del maltrato o abuso de niños muy pequeños.

ÀNGELS GALLARDO

--¿Qué hace sospechar a un médico que la lesión que está curando en un niño tal vez refleje un maltrato?
--Esto funciona como con cualquier enfermedad: si nos llega un niño que sufre una fractura por caída y hay algo en esa lesión que no cuadra con lo previsible investigamos, y podemos detectar un maltrato. Igual que si el pequeño sufre una convulsión atípica y resulta que existe un hematoma interno. El maltrato tiene sus marcas exclusivas.

--No siempre resulta evidente.
--No, qué va. El niño no viene con un letrero que dice "soy maltratado", sino que llega con una fractura que puede ser síntoma de un accidente, de una enfermedad ósea, de una alteración en la sangre o de un maltrato. La lesión de un maltrato aparece en la piel, los huesos, la cabeza o las vísceras y puede ser muy engañosa. Alguna se nos pasa por alto.

--¿Las internas?
--Entre otras. Un niño que ingresa por pancreatitis --fuerte dolor por supuesta inflamación del páncreas-- y, en realidad, lo que pasa es que le han dado un puñetazo en el vientre y tiene un hematoma en el duodeno. O el bebé que ingresa con hemorragia intracraneal y descubrimos que le han estado sacudiendo.

--¿Cuántas formas de maltrato hay?
--La más frecuente es la negligencia, y después están el maltrato psíquico, el físico, el sexual y el prenatal: la embarazada que no se cuida y mantiene sus adicciones en la gestación.

--¿La dejadez es un maltrato?
--Sí. Niños a los que apenas se alimenta, a los que no se viste con ropa de abrigo en invierno y están siempre resfriados; chicos traviesos que antes de los 4 años ya han tenido cinco fracturas, dos traumatismos craneales y tres intoxicaciones porque nadie los vigila. Esa negligencia es un maltrato. Como no dar insulina cuando toca a un niño diabético.

--¿A qué edades ocurren?
--No hay edades específicas, excepto en el abuso sexual, que lo sufren más las adolescentes y los niños de menos de 4 años. El maltrato físico, en cambio, es más frecuente en los menores de 2 años. Cuanto más pequeños son, más fácil es maltratarlos y menos se pueden defender.

--¿Hay familias sospechosas?
--No. No hay familias características. Atendemos maltratos en hijos de profesores universitarios, médicos, ingenieros y en la profesión que sea. Lo que sí existen son factores de riesgo: drogadicción y pobreza lo son.

--En esas familias bien establecidas, ¿cuál es el maltrato habitual?
--Tal vez predomine el psicológico. El maltrato es una actitud que no permite el desarrollo normal de una persona. Le dan al niño un montón de objetos, pero no lo que necesita. Y no hablo de cariño, sino del hecho de impedir que descubra sus aptitudes. Eso se consigue aislándolo, ignorándolo, no hablando nunca con él, rebajándole la autoestima: "Eres un inútil...". Suprimen su seguridad.

--¿Qué hacen ustedes ante eso?
--Primero, diagnosticar. Y después, proteger. Llamamos a la dirección general de la infancia, a la fiscalía y a Justícia. El niño no sale del hospital hasta que tenemos la seguridad de que está protegido.

--¿Y las secuelas? ¿Se puede eliminar la causada por abuso sexual?
--No se eliminan, pero se puede vivir con ellas. La noción de lo que está bien o mal hecho con el sexo se adquiere a partir de los 9 o 10 años.

--¿Y entonces?
--Atendí a una niña de 8 años que sufría abusos sexuales de su padre desde muy pequeña y lo descubrió el día en que en clase hablaron del sexo. Me preguntaba: "Pero, ¿esto que me pasa a mí no le ocurre a todas las niñas?". Su padre le decía que todas las niñas y sus padres hacían lo mismo que ellos. Y que todas tenían ese secreto. Tras descubrir su situación, empezó a tener muchos problemas.

--¿Se trata peor a los niños ahora?
--No lo sé. Ha habido cambios sociales. El padre y la madre trabajan, los niños son mucho más materialistas e intolerantes que antes, y no están educados en valores morales. Sus padres, tampoco. Creen que comprándoles muchas cosas han cumplido.

--¿Qué le pasa por la cabeza a un adulto que maltrata a un bebé?
--Lo ignoro. Tienen una escala de valores basada en el poder. Quieren poder, y abusan de él. No sé si son enfermos. No son personas normales.

--¿Ha conocido a muchos?
--He visto a padres y madres impasibles. Tuve ahí sentado a un médico abusador de su hija, denunciado por su familia que testificó en su contra, que, cuando acabó el juicio, me denunció a mí por presunto abuso de poder. Y tuve que ir a declarar.

--¿Eso le ocurre con frecuencia?
--He sido denunciado e imputado cinco veces. Incluso hay algún recluso que me escribe desde la cárcel. Es un procesado por un maltrato a un niño, que se demostró en el hospital. No me amenaza. Solo me escribe para demostrarme que se acuerda de mí. O algo así.

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