lunes, 22 de diciembre de 2008

La teoría de los 'seis grados' se abre un hueco en la ciencia

Un congreso celebra los 10 años del estudio que explicó por qué el mundo es un pañuelo

La nueva disciplina ya se emplea para analizar la expansión de virus y extinciones

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Participantes del BCNetWorkshop, por la izquierda y de arriba abajo: Y. Moreno, C. Castellano, D. Krioukov,

MICHELE CATANZARO
BARCELONA


Que el mundo es un pañuelo es algo más que un tópico. Es toda una verdad científica. Así lo aseguran los investigadores que se reunieron en la Universitat de Barcelona (UB) del 10 al 12 de diciembre para el BCNetWorkshop. Este congreso conmemoró los 10 años de la publicación del artículo que explicó científicamente por qué no es tan raro que detrás de un desconocido se esconda el amigo de un amigo. El trabajo, publicado en la revista Science por el sociólogo Duncan Watts y el matemático Steven Strogatz, ambos norteamericanos, abrió la puerta a la nueva ciencia de las redes, que ha logrado explicar, entre otras cosas, cómo se comportan los virus informáticos o las extinciones que hacen derrumbar un ecosistema.
La clave está en los seis grados de separación, un fenómeno descubierto en 1967 por el psicólogo norteamericano Stanley Milgram. El investigador envió más de 150 cartas a ciudadanos americanos escogidos al azar. Les pedía que reenviaran esas cartas a un ciudadano de Boston, del cual daba el nombre, pero no la dirección. Los participantes en el experimento tenían que enviar las cartas a algún conocido suyo, que por alguna razón les pareciera cercano al destinatario. Sorprendentemente, al cabo de unos días el destinatario de Boston empezó a recibir las primeras cartas. Cuando el experimento se dió por acabado, más de la mitad de las cartas habían llegado a su destinación, pasando por un promedio de seis intermediarios.

WATTS Y STROGATZ
El resultado no se acabó de entender hasta el 1998. Entonces, Duncan Watts y Steven Strogatz reconstruyeron en el ordenador un modelo ficticio de las relaciones que podían unir a los participantes en el experimento.

Era una parrilla ordenada en la cual cada individuo estaba conectado con un cierto número de amigos en su entorno. Sin embargo, en este modelo, el número de conexiones entre dos individuos era enormemente grande. Entonces, Watts y Strogatz, sustituyeron algunas de las conexiones por enlaces a individuos alejados (personas conocidas por casualidad, amigos emigrados, etc.).

Sorprendentemente, era suficiente con esto para que la separación entre dos individuos cualesquiera se volviera muy pequeña. Era suficiente con intercambiar una parrilla ordenada con una red desordenada para que todos los individuos se volvieran increíblemente cercanos entre ellos.

Este descubrimiento fue la semilla de una disciplina, la ciencia de las redes, que reúne a físicos, sociólogos y ecólogos, todas estas disciplinas representadas en el público de la conferencia. Y es que la perspectiva de las redes arroja luz sobre fenómenos aparentemente incomprensibles. Por ejemplo, Romualdo Pastor-Satorras, de la Universitat Politècnica de Catalunya es coautor de trabajos que analizan el comportamiento de los virus informáticos. En 2003, el virus SQL Slammer alcanzó centenares de miles de ordenadores en una decena de minutos. Este comportamiento se explica en términos la estructura de red de Internet, según los trabajos de Pastor-Satorras, con una línea de razonamiento afín a la de Watts y Strogatz.
Conocer la estructura de la red puede ser útil no solo para combatir a los virus, sino también para mejorar la navegación por Internet. Por ejemplo, Marián Boguñá, de la UB, ha analizado algunos de en sus trabajos como se pueden mejorar los principios de funcionamiento de los buscadores como Google conociendo la estructura del World Wide Web. Por otro lado, Albert Díaz Guilera ha estudiado la estructura de red del intercambio de correos electrónicos.

ECOSISTEMAS

Pero hay redes más allá de internet y el Web. Por ejemplo, Ricard Solé, investigador ICREA de la Universitat Pompeu Fabra, y Alex Arenas, de la Universitat Rovira i Virgili, han representado como una red el mismísimo ecosistema, en trabajos distintos. En este caso, no se trata de personas que se intercambian mensajes, sino de especies enlazadas entre sí por relaciones de presa-predador. En los años 90, algunos políticos de Canadá propusieron responder a la caída en el número de unidades de bacalao de sus caladeros con el exterminio de uno de sus predadores, las focas. Sin embargo, si se miran los ecosistemas representados como redes, se ve una complejísima madeja de cadenas alimentarias. Delante de estos mapas, se entiende que las extinciones no se pueden explicar con razonamientos demasiado simplistas.

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