viernes, 28 de diciembre de 2012

La tribu

Los hay que son incapaces de navegar por el mar de la duda. Hay que reconocer que es difícil. Se trata de navegar por un, a menudo, embravecido mar sobre una rudimentaria balsa de troncos. Esta pobre embarcación no ayuda a hacer amigos. Pero hay que recordar que la duda ofrece ventajas insoslayables. Por ejemplo, para hacer cualquier mal a otra persona hay que procurarse algunas certezas; de otro modo es imposible. Quien navega en la duda, aunque con respecto a alguien no le quepa ninguna duda, duda.
Quienes no se atreven a dudar no tienen más remedio que ingresar en una tribu. No hay otra opción. La tribu ofrece certezas en las que uno se puede apoyar, y hasta esconder si se da la necesidad. Las tribus ofrecen una serie de ventajas que algunos son incapaces de rechazar.
Las hay sofisticadas que sus miembros parecen dandis, y en sus perfectas vestiduras no se puede encontrar ni una mota de polvo. Si se venden, y puesto que no son capaces de ir en la balsa de la duda tampoco cabe pensar que sepan rechazar un soborno, dicen que lo hacen por cantidades millonarias. No es cierto. Quien se vende por un billón, puesto en situación extrema, también lo hace por un céntimo.
Otras tribus son más bastas. Lo suyo es el poder, el que tengan, y la jactancia. Se jactan de su pertenencia a la tribu y ésta les importa más que la justicia, la nobleza de carácter, o cualquier otra cosa que les merezca simpatía. Porque sí que les gusta la justicia, o eso dicen, pero primero está la tribu.
En realidad, el tribalismo está extendido por todo el mundo, y son pocos los que con grandes esfuerzos logran escapar de él y subirse a una balsa. El sentimiento tribal es el germen de los nacionalismos y en este momento crucial de la humanidad, en el que tantas cosas están cambiando, es urgente que lo abandone cuanta más gente mejor, para que los cambios de la humanidad no sean a peor.

2 comentarios:

heraklion dijo...

La visión objetiva de determinadas realidades es patrimonio de mentes abiertas y desintoxicadas. Lástima que este patrimonio no esté al alcance de la inmensa mayoría de los ciudadanos.

Anónimo dijo...

Antes de la humedad y el calor, el cielo es de color azul claro y está despejado. Todos los detalles del paisaje se ven con brillante claridad.

Sin embargo, cuando por efecto del calor sobre la humedad ambiente, la bruma asciende, las copas de los árboles comienzan a ocultarse.