jueves, 11 de diciembre de 2014

Los malos

A nadie se le escapa que las etiquetas 'buena persona' y 'mala persona' se cuelgan, por lo general, de forma subjetiva e interesada. De hecho, es frecuente que las citadas etiquetas cambien y quien antes era tenido por buena persona puede pasar a ser considerado de la forma opuesta en función de los intereses de quién emite el veredicto.
Parecería que no hay una forma objetiva de saber quién es buena persona y quién no. Pero ocurre que sí que la hay. Cuando a la hora de perpetrar una injuria, quien se dispone a hacerlo calcula la capacidad de respuesta de su adversario y al advertir que las posibilidades de éste son escasas o nulas y por ello pasa a la acción es mala persona. Es decir, quienes creen en la impunidad son malas personas. Una buena persona no puede sentirse a gusto después de haber cometido una fechoría, grande, pequeña o mediana. No cree en la impunidad. Las malas personas no sólo están tranquilas después de haber hecho el mal (tengo la conciencia muy tranquila, pueden decir), sino que incluso es posible que disfruten al ver o imaginar el dolor de su víctima.
Goethe decía que la más cruel de las venganzas consiste precisamente en no vengarse, de modo que ya se va viendo que pensaba que la impunidad no existe. De forma parecida opinaron Baltasar Gracián, Sócrates, Epicteto, Marco Aurelio y Cervantes, entre otros. Pero su forma de razonar no es la misma que la de los malos, a los que las consecuencias que, según estos pensadores, se derivarían de sus actos no les preocupan demasiado.
La amistad con los malos resulta inquietante, puesto que en cualquier momento, a causa de sus pasiones (envidias, celos,...), o cálculos interesados pueden romperla, para lo cual son capaces de encontrar excusas, e incluso causar perjuicio.

2 comentarios:

viejecita dijo...

A mí lo que me molesta muchísimo es la cobardía de todos ellos.

Porque todos pretenden hacernos creer que son "los buenos". Que ese daño que han hecho era necesario para " El bien común, para la democracia, para el triunfo de la Fe verdadera..." Y que la Historia les dará la razón.

Son unos horteras cobardes. Tenían que haber leído un poco a los griegos. Que Antígona, por ejemplo, que al intentar dar honras fúnebres a su hermano sí que había cumplido con su deber y con su conciencia, y no había hecho mal a nadie, bien que aceptaba su castigo por haber incumplido la ley...
Pues eso, unos cobardicas y unos horteras. Y quienes acepten sus excusas, son igual que ellos.

eugenio dijo...

Vicente, no hay mejor o peor venganza, depende de cómo se mire, que un abrazo.