miércoles, 27 de diciembre de 2017

Sobre la proliferación de fantasmas

Hombres y mujeres en grado de tentativa. Niñatos al cabo (las pseudofeministas no se enfadarán si no digo niñatas; lo políticamente correcto es una forma de asfixia). Juegan a creer que son lo que jamás llegarán a ser, por falta de arrestos.
Elitistas, clasistas y tribales (algunos son muy inteligentes), practican lo mismo que critican. Cuando el amor a la verdad sucumbe a la tentación del narcisismo, sufre la filosofía. Se las dan de campechanos (como el anterior Rey) y dejan que el populacho se les acerque, pero sólo hasta la valla tras la que se protegen. Discriminan a quienes no se les rinden incondicionalmente y les aplauden hasta romperse las manos. ‘Discriminan’ (son muy inteligentes), como aquellos a los que critican.
«Monotonía de lluvia tras los cristales», siempre la misma historia, siempre los mismos fantoches. Apuestan a caballo ganador. No les mueve el amor a la justicia o la causa justa, sino que saben que por mucho tiempo que tengan que esperar al final saldrán ganando, porque la opción contraria no puede, en ningún caso, alzarse con la victoria.
La historia es elocuente...No basta con tener talento para ser persona. Se puede ser un gran arquitecto, un gran literato, un gran general...y, al mismo tiempo, un gran miserable.
La amenaza del fracaso personal se cierne sobre cualquiera que se precie. Se puede constatar que ha tomado carta de naturaleza en alguien cuando se observa que éste, o ésta, se ha refugiado en alguna tribu o clan. Cuando alguien necesita un parapeto para protegerse de las inclemencias de la vida es porque sus convicciones son débiles, su amor por la justicia, aunque sepa de leyes, es mera retórica, su adhesión a la verdad, mero postureo y la proclamada fraternidad hacia sus semejantes pura burla, auténtico cachondeo, mentira podrida. Cuando alguien fracasa en su lucha interior pasa a ser un fantasma.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

En mis años jóvenes contábamos unas canción que decía así: ya están aquí los fantasmas, siempre los mismos fantasmas, con sus montajes fantasmas, ¡vaya un tostón! Es de Aute.

Susana. B. dijo...

Las redes sociales son el escaparate perfecto que necesitaban éstos fantasmas. Y, su ego crece y crece a medida que acumulan contactos, likes y comentarios acordes al personaje.